jueves, 8 de noviembre de 2012



Isla del Carmen, La Perla del Golfo.


Mi región es uno de los lugares estratégicos de la economía de nuestro país por ser la zona mas grande de extracción de petróleo, esto sin duda ha influido de muchas maneras en la forma de vida que tenemos todos los habitantes de Cd. del Carmen, Campeche. La pequeña isla que recuerdo cuando era niño, tan tranquila, dedicada a la pesca, al cultivo de cocoteros está muy lejos de lo que hoy es. Los cambios han sido enormes, desde su población que según los expertos ha crecido de manera desmedida ya que se ha triplicado; en cifras extraídas del Censo de Población y Vivienda 2010 asciende a 221,094. Hoy en día hay tantos fraccionamientos nuevos y en lugares que hace unos años nos parecían remotos.
La modernidad se ha hecho presente al incursionar en esta ciudad innumerables franquicias que le han dado otra cara y otro ambiente, tenemos ahora tan a la mano servicios que antes solo veíamos en televisión y tenemos acceso a una amplia variedad de bienes de consumo.
Al igual que en el resto del país, se han hecho notorios los avances que ha provocado la revolución de las comunicaciones como parte del proceso de globalización. Recuerdo hace como quince años cuando comenzaban a popularizarse los teléfonos celulares, ninguno de mis compañeros se animaba a usar uno y cuando veíamos a alguna persona contestando su celular en el autobús nos causaba gracia porque conservábamos la idea de que el celular era del uso exclusivo de altos ejecutivos o personas de otro nivel económico, como se veía en las películas. Hoy en día no puedo entender como podíamos vivir sin el tipo de comunicación tan fundamental en algunas ocasiones como la que nos proporciona el teléfono celular.
Esta cercanía que nos proporcionan las nuevas comunicaciones ha acelerado nuestra forma de vida, nos ha permitido nuevas formas de comunicación –hablando de internet- y también nuevas maneras de trabajar. Todo ha sido tan rápido que he visto a mis mayores rezagarse en la materia, pero a su vez he visto a las nuevas generaciones apoderarse de las nuevas tecnologías.
Otro de los efectos de la globalización es el acceso a nuevos conocimientos.
Recuerdo que a mediados de los 90’ de manera casi imperceptible para mi fui incursionando en el mundo de la computación dentro de mi área de trabajo, al principio solo era curiosidad mientras observaba realizar sencillas tareas a los únicos expertos en aquel entonces.
Todo parecía como aprender un juego pero cuando me vine a dar cuenta estaba cambiando radicalmente mi antigua manera de trabajar que consistió por varios años en arrastrar mucho el lápiz y hacer innumerables cálculos con mi vieja sumadora. Recuerdo que un compañero al ver mi nueva ocupación tuvo el gesto irónico de hacerme el comentario: “pasaste de ser usuario a operario” pero no pasó un año cuando él también hacía ya uso de una computadora.
A partir de ese entonces no he dejado de ver una constante evolución en los sistemas, programas, aplicaciones y creo que realmente me atrapó toda esta nueva gama de conocimientos, al grado que en muchas ocasiones he visto salir no se de donde pero en el momento oportuno la información que requiero para cada nuevo reto que se me presenta dentro de mi trabajo. He tomado cursos cuando ya he estado trabajando con esa información y aún así me doy cuenta de que el ritmo al que avanzan las nuevas tecnologías nos supera.
En lo personal considero que he sido beneficiado con las oportunidades de trabajo que he tenido primeramente y con el acceso a tanta información que está disponible en internet y que cuando me pongo a meditar me sorprendo porque en otro tiempo, un beneficio como el que se puede obtener hoy en dia en la red de manera gratuita, sin referirme a la piratería, tendría un costo considerable.